Surqué un árbol, y me subí al viento del camio del espectro.
Quise llegar a lo alto de la varada del mar, para encontrar la tranquilidad. Pero, lo único que encontré, fue una algarada de sentimientos famélicos, de sueños, con enormes esclarecimientos, que me hacian correr desnuda a mi entierro.
Vida o muerte, a las dos señoras las quiero, porque si vivo, es porque muero en el recuerdo. Y si muero, es porque vivo en lo eterno.
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