Un lienzo para pintar otro lienzo, absurdo y cierto, para revelar el ingenio de que todo es igual e imperfecto en el encuentro.
Un trozo de tela, que semeja la arena en el viento de los muertos, que un día se fueron, para ser libres en la coincidencia del acostado sol de invierno.
Una sábana sucia, que se quiere escapar de un marco pintado para ser el cuadro, de una realidad soñada, que se lava al alba, con la madrugada calmada.
Blanca, tenue, arrugada, semejando el cuerpo de la última amada en su cama, figura griega contemporánea, qué inmóvil ahora queda, para que el ingenuo capture con una leve sonrisa, la locura de mareas surgidas antes de que se fuera. Voluptuosidad que dejas, en un intento de colmar la saciedad, de no olvidar la promiscua suciedad.
¿Por qué escapar cuando puedes dejarte admirar?
No pierdas tu escaparate, quédate, porque aunque sucia, eres grande, de lo contrario el único camino que conocerás será el que utilicen para lavarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario