Querer en el haber, dejar en el deber, sufrir sin sentir, mentir en el ayer del después.
No jugar, no soñar, no alterar el ego del ensayo capitán. Mirar con la cabeza atrás, andar con los pies al revés, contar con las uñas rotas, de tanto frotar las manos en el anillo pesado.
Saltar sin respirar, alcanzar un gavilán, equivocarse en el error para lograr un escalón. Desplazarse en el vaivén de tu mirada ocultada por las almas entrelazadas.
Alzar, Izar, tocar, cantar, agradecer el peldaño que quedó en pie. No mirar atrás para juzgar, ver sin resbalar, agradecer los sentimientos inocuos del jabón más hermoso de vuestra piel.
Agradecer del saber de mi existencia en la nada resuelta. Postrarme en el altar de la lealtad a tan bravos guerreros de mi mitad, en un intento de comprender que juntos formaremos el cantar de mi otra mitad, para un pueblo crear.
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