Cuando no hay transferencia de sensaciones entre lo que se ve y lo que se es, entonces, no hay mejor película rodada que aquella en la que la fotografía no es posada.
En algún momento dado, todos hemos sido unos refugiados intentando cambiar nuestras vidas, huyendo de la guerra de nuestros propios sentimientos, incluso algunos han muerto en el intento, aún pagando una gran cantidad de dinero.
Nos matamos a nosotros mismos con el descaro, la desesperanza, la arrogancia, la frivolidad, la vanidad, el encumbramiento, la indiferencia, la insignificancia, la exclusión, el miedo…Y es en ese momento cuando pedimos que nos retraten tal y como somos, con la intención de que alguien nos pueda ver y nos salve, o tal vez, se salve. Por suerte, nos están salvando.
No empatizar con un refugiado cuyo Estado esté en guerra es negar nuestra naturaleza. Todos hemos sido refugiados de nuestra propia existencia. Todos, o casi todos, buscamos una paz pues es innata a nuestro ser, lo contrario sería un suicidio.
La pregunta es (dentro de mi ingenuidad):
¿Se ha creado una especie de PNL para los Estados? ¿Se puede convertir un país en “país saludable”? ¿Un político debe actuar como una especie de coach para con su ciudadano? Lo que está claro es que el concepto de política, como lo entendemos hoy, va a desaparecer para evolucionar a un concepto mucho más amplio, distinto en su propia definición.
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