No llevas su nombre, pero te convertiré en mi Don Juan, para verte en noviembre en el altar, de tus muertos a resucitar, pues es el único al que subirás, ya que el bien no resucitarás.
No llevo su nombre, pero Inés me quiero llamar, para acompañarte en tu senda del mal, y hasta las puertas del infierno te quiero mostrar, dónde sólo te vas a quedar, para admirar tu perdonar.
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