¿A quién beneficia una sociedad más agresiva? Cuál película mala bélica, nos quieren hacer soldados de una guerra que ya no es nuestra. Yo no soy soldado, ni hembra. Yo no soy nada de un "cuarto de pela". Solo existo en un horizonte "sin trepa". En una madrugada de ciencia cierta. Existo en tus ojos cuando no miras. Existo en tu boca cuando no besas. Y en mi certeza temprana, le digo al alma cuya presencia me exclama, que si de algo estoy segura, es que no existo en una guerra amedrentada por las ansias.
Recuerda que te quiero al alba para poder ser tu esencia más buscada. Recuerda que de no existir por no querer morir en un juego de tronos al amanecer, yo te amo, como nadie a podido recordarlo.
Porque admito ser súbdita de mis palabras, de mis escarchas más mojadas en tu mirada, de tu guerra ganada a las espadas.
Pero no digas nada, porque el cielo calla para dejar hablar al ama. Ama que me deja que ame a sus espaldas para que esta sociedad esté más colmada.
Si mi piel la rompieran en tiras, para poder tejer un hecho sin yo querer, no limpies mi sangre, derramada en esta estancia de tiempos encontrados en un armario estiliano. Deja que brote para alimentar la ira de los más ancianos, y así, la vida que les reste sea tranquila en sus placeras. Tú deja que brote, para otorgársela a los niños desconsolados, qué yo sea su consuelo a sus lamentos, y así, la vida que les reste, sea ignorante a la muerte existente, en un trazo alzado por sus semejantes en un conflicto atorado.
Bien, o mal, ya no siento piedad de las cosas que no se pueden arreglar, por no saber hablar con la justa dignidad. No me importa pasear de la mano de la franqueza abierta, de los cielos sin estrellas, para culminar en la creencia, de que se puede eliminar el dolor de la tempestad, hacia nuevos conocimientos de largas horas de sueños. Padecer o sentir en un mismo devenir.
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