jueves, 30 de marzo de 2017

LA CRUZ DE CARAVACA. AÑO JUBILAR


LA CRUZ DE CARAVACA


(Sólo los hércules son capaces de abrazarla)

No hay leyenda porque nunca se contó. Pero es necesario que se sepa la verdadera historia de un príncipe, que emprendió un nuevo camino para caballeros y nobles, del que nunca él regresó.

Todo está en tiniebla, aparentemente solamente hay cinco personas en Gólgota, María, María Magdalena, María de Cleofás y Juan. Nadie se percata de que en la sombra de la oscuridad, yace una figura atormentada, la de Samuel. Mientras las mujeres lloran, Samuel implora: "nací para bendecir tu palabra, hacer del camino de Dios un nuevo Mundo. Y he aquí tu milagro, aún muerto, la gloria de Dios en ti ha resucitado". Nadie puede ver a Samuel, pues también está muerto.

Bajan el cadáver, todo está embarrizado. No hay luz en el cielo. La penumbra corta el aliento. María toma a su hijo, mientras le besa las yagas. María Magdalena sigue aún apartada, mirando fijamente a Jesús, esperando que la saliva de la Madre cure la tenaz morbidez de la muerte de su hijo. Pero todavía no se obra el milagro. Deben esperar tres días más, para ver limpias sus heridas. Se llevan a Jesús. Samuel se acerca a su sepulcro. Aprovecha un momento de descuido de los guardias que custodian la tumba. Todavía no está cerrada. Samuel se da cuenta, de que Jesús tiene la mano cerrada. La abre. Samuel queda asombrado, pues en ella hay una pequeña cruz de madera tallada. Es una fiel reproducción de su propia cruz, ésa que un día antes él había soportado sobre sus espaldas. En ella están grabadas también las siglas INRI. 

En ese mismo instante, Samuel recuerda  la imagen de Juan sentado junto a la Cruz de Jesús con la cabeza agachada. Éste cae en la cuenta de que es Juan quien ha tallado esa austera cruz, utilizando como madera la misma Cruz de Jesús.

Samuel  coge la Cruz tallada y se la guarda. Se queda en los alrededores del Santo Sepulcro. Agotado, se vence dormido. De repente escucha un bullicio. El cuerpo del Señor a desaparecido. Las mujeres gritan desconsoladas, de nuevo callan. Ve una luz. Son dos Ángeles que anuncian la resurrección de Dios. Dos de ellas se van. María queda. Su hijo, hecho Dios aparece tras ella y la calma. María sonríe. Su hijo vive. Samuel contempla toda la escena, absorto calla, sin que se dé cuenta María. Dios se dirige a Samuel y también le habla: "Llevarás mi cruz a Tierra Santa, y la envolverás con la tela que ha cubierto mi cara. Emprenderás un camino, que durará siglos. La gente no sabrá de ti, sin embargo, miles de siervos labraran el destino de ahora tu Cruz. Tomarás cuerpo de hombre, y Antonio te llamarás a partir de ahora, y resucitarás a los pueblos muertos por el hambre de un Dios, cómo el Padre Dios hizo conmigo, hasta llegar al último pueble, dónde Dios Padre clavará su espada, apagando la sed de venganza de ricos y pobres. Tendrá un monte igual que el de mi Calvario, donde enterrarás la Cruz. Para ello, resucitarás en cuerpos de hombres nobles, hasta llegar a ese lugar Santo, defendiendo en tu camino la palabra de Dios. Tu cuerpo será enterrado allí, y te adorarán junto a mí."



San Antonio de la Cruz inició el Camino Santo aquel día, donde hizo miles de discípulos, que pasados siglos llegarían a fundar distintas órdenes. En su camino hacía de la escasez la abundancia, por lo que los pueblos muertos resucitaban. Y como Dios dijo, murió él en Tierra Santa, al llegar al su último pueblo. 

En forma de Noble Caballero, hizo camino hacia España, llegando a Murcia, donde encontró el monte anunciado por Jesús. Su espada se alzó con la fuerza divina, siendo guiada por su luz. En su caminar hacia el monte, hizo de la tierra un manantial, naciendo también nuevos rebaños a su paso por el pueblo, que aguardaba en las faldas del monte, dando de beber y comer a todas las gentes que vivían en él.  Al llegar a lo alto de éste, clavó su espada. Dos vacas pastaban en él. Las vacas se trasformaron en Ángeles que anunciaron su muerte. Todos los caballeros se reunieron alrededor de él. Éste, por primera vez, saca la cruz que había estado envuelta en la tela blanca que había tapado el rostro de Dios. La desenvuelve lentamente, quedando todos los caballeros que habían allí asombrados, al ver, ese mismo rostro de Dios, impregnado en ella. 

Ya con la Cruz en la mano, el Noble Caballero se percata de que también en la desnudez de la misma, está grabado su rostro. Decide enterrarla, no sin antes ponerle nombre al monte, como símbolo de la Nueva Orden, que es fundada en ese mismo instante, para salvaguardar el secreto de Dios. Le pone por nombre "Caravaca de la Cruz", cuyo significado real esconde, el lugar escogido por Dios para enterrar su rostro hecho Cruz. En ese momento, la imagen del noble caballero, deja paso a la imagen de Samuel, y es entonces cuando  éste cae muerto.

sábado, 25 de marzo de 2017

MUSEO DE LA CATEDRAL DE MURCIA. MARTÍNEZ CÁNOVAS




«Hágase en mí según tu palabra» 25 de Marzo de 2017 Día de la Anunciación del Señor


MUSEO DE LA CATEDRAL DE MURCIA

MARTÍNEZ CÁNOVAS



El Jesucristo que habita en Cánovas, no es distinto al Jesucristo que habita en ti o en mí, mientras caminas, mientras te quedas pensando, mientras sonríes, mientras levantas pesas en un gimnasio, mientras despierta tu cuerpo hacia la edad adulta, mientras observas a tu vecino, a tu compañero o a tu amigo, en cualquier etapa de su cansado duelo.


Cánovas nos recuerda, como cruz que cuelga de una cadena que apresa a nuestro cuello, la realidad de una existencia a través del legado de la pintura sacra. La adoración al cuerpo, la impureza de la inmaculada esencia de nuestra hiel, la transformación de la virgen estampa de nuestro seno en impíos sentimientos, que nos hacen estar en una posición de espera ante la vulgar y terrenal realidad humana de nuestra vida, para buscar así, a través de la pasión, la Encarnación divina. 



















"Cruz nuestra de cada día", cómo canto de Saeta, hágase tu voluntad a través de un lienzo tatuado en el deseo de un encuentro al amanecer, entre la gloria de la resurrección de nuestro cuerpo, en la puridad de lo más eterno. Nuestro Jesús nos habla a través de la excusa del arte, para que los pasos que recorren nuestros pensamientos nos hagan llegar su recuerdo.

Cánovas refleja con la imagen de Dios, el proceso de aferramiento a nuestra propia agonía. Nos agarramos a ella, cómo si fuera la salvación de un consuelo, para no perder un equilibrio incierto, mientras la dureza de las sentencias que la propia naturaleza, van marcando y desvelan la transgresión de nuestro juicio. Salvación de Palo, que une  dos líneas rectas que van paralelas, que aún sabiendo, que nunca encontrarán ambas el mismo reino, nos anuncian nuestra identidad y  la sostenibilidad propia necesaria, en la muerte injusta de nuestra buenaventuraza, que nos abraza en forma de templos para salvaguardar lo más sagrado, tu fe y la misericordia de tu ser.

Nuestra tristeza es inevitable, pero el resucitar de la alegría llega cada día, a través de la eliminación de impurezas, que quedan impregnadas en la santa conciencia cómo sábana blanca. Éste será tu primer lienzo de aliento hacia tu resurrección, tela de Verónica que limpia tu agonía en el sufrimiento de no conocer el destino que te hace libre todos los días.

Pero Martínez Cánovas también nos ofrece un espejo de la pasión de nuestro Dios antes de muerto, para que veamos en su recuerdo el nuestro al terminar día, para que así, en el nuevo amanecer que regurgita, te levantes y te repitas, que solo un Dios hace posible que la luz se convierta en tu reflejo, reconociendo que sólo vamos a ser capaces de verlo, si Él no ha muerto.




Y ha llegado el momento de la crucifixión de nuestra alma, ahora es Dios quien nos mira de lejos, ahora  somos nosotros el cuadro y Él el que nos visita para adorarnos. Efectivamente, Cánovas nos hace sugerir esta sutiliza... que es "Dios quien te anhela", y es esa su originalidad. No obstante, sus colores vivos, sus trazas rectas, la simetría en el plano, los rostros, los fondos... hacen de tu vista el recuerdo del barroco, homenajeando a artistas como a Gregorio Fernández, entre otros. Así también, éste destaca con una sombría y austera oscuridad, el rostro de un Dios que yace muerto, agotado por el sufrimiento humano, que nos hace estremecer, pues matifica nuestro ser, al saber que todavía no se ha reencarnado la divinidad en Él,  por lo que sin pretenderlo, nos convertimos en el paciente pincel del pintor, para el resurgimiento de la Santísima Trinidad de nosotros propios recelos, que nos permiten devolver en nuestras mentes, tal divinidad a su cuerpo.





Lo más significativo es que Cánovas, te vuelve a expulsar otra vez, de ese homenaje al fiel barroco, para darte su visión singular sacra, con la imagen de la Piedad de roja estampa, que simboliza la Pasión de Cristo. Nos la presenta como una mujer fuerte, de una dureza inusual, que alimenta una lucha descalza, para alcanzar la grandeza de su Dios. Es una mujer de actual templanza, haciendo ésta de sus piernas,  el soporte de la carga inerte de la muerte de la filial divina.  Bella por su gesto de adoración a su hijo, de plasmosa sencillez y realidad, que transforma la aurora de la muerte, en un destierro absoluto, para arrancarla de nuestros ojos, siendo tímidamente percibida por el espectador, para poder así la Madre, devolverle con tintes de virilidad, la usurpada dignidad a su hijo, pero ahora magnificada con el color de la piedad. Dignidad que también hace acto de presencia, al observar al fondo del lienzo una cruz que sobresale del resto, por su erguida realeza, al estar ésta identificada, haciendo de su estructura el medio de salvación de los judíos. 














miércoles, 15 de marzo de 2017

Y LA PRIMAVERA DEJÓ PASO AL INVIERNO

Una vez vi a una niña tortuga, esperando sentada en una azotea.
Me acerqué a saludarla, pero la sombra esquivaba mi alma.
De repente vi un globo asomar por la ventana de su terraza.
Subió tan alto, que ni las estrellas pudieron pararlo.

La niña se quedó muda, y encogió su postura a modo de asombro,
cuando del globo bajó una escala hacia el sol de su esperanza.
La subió poco a poco. Pude contar doce peldaños de cobre y oro,
que se disponían en la línea de sus años.

Cada año que subía la niña, su cara más se estremecía, por ver
como le empezaba a sangrar la herida del que se salva y se va,
de su dolor y de su pena, para refugiarse en la alegría de la sabiduría
de un futuro bienestar.

Un príncipe salió a su encuentro, y le dijo que una margarita le
aguarda dentro, porque ya la rosa se la había puesto en su pecho,
para que dejara de sangrar la herida de su despecho.

Al llegar ella, al corcel de hilos dorados del dulce cesto hecho
de miel, se abrazaron con el decoro de los que se saben Santos,
exhalando ambos sendos suspiros, que como flujo invertido,
hizo de fuego para impulsar sus sentidos, dirigiéndose el globo hacia
el retiro.

Y fue así, como se creó la leyenda de la primera nevada en tierra
desierta, pues al deshojar la margarita en cada paso de baile,
cayeron sus pétalos al aire, y de blanco se cubrió el cielo, donde
la primavera dejó paso por primera vez al invierno.

lunes, 13 de marzo de 2017

EL VIENTO QUE NOS MECE V

CAPITULO V

LA ESPAÑOLA



-La Española pertenece desde hace dos meses a los franceses, con la firma del tratado. Así que debo deciros, señores, que no podemos contar, por ahora, con el comercio de Saint-Domingue. Debemos llevar cuidado, los piratas han apresado dos barcos españoles, y un barco americano ha desaparecido. En él iba John Waldern, amigo personal de Jefferson. Llevaba documentación que comprometía a Geroge Washington, creo que se dirigían hacia Inglaterra. No me gusta tal situación. Los acontecimientos de revueltas se aglutinan. He de deciros también, que en uno de esos barcos, iban los esclavos de Rodrigo. Éste se había comprometido con Juárez para venderlos. Había negociado un buen precio. Por cierto, hay que llevar cuidado, el número de personas a favor de la abolición de la esclavitud aumenta paulatinamente. Las cosas están cambiando, desde la Declaración de los derechos del hombre que promulgó Francia.- 

-La esclavitud es un buen negocio, no creo que se vaya a prohibir nunca. Estoy seguro que esos grupos, están conformados por unos pocos indigentes mentales, que no saben aprovechar los recursos que les ofrece la madre naturaleza y Dios, claro está ¡Maldita sea! la esclavitud es un síntoma de buen dominio y alta consideración hacia la patria. Ya te digo yo, que no tardaremos en ver a un Luis XVII, negociando con nuestra bandera, y será entonces cuando volvamos a recuperar, otra vez, todo San Domingo. España debe levantarse de su propio sufrimiento.-

-Lo de Saint-Domingue, no debe volver a repetirse. Se está intentando por parte de España acallar su perdida, para que no se produzcan más revueltas. Me han comentado que se ha llegado a tal desesperación, que los mismos blancos han actuado como verdaderos salvajes, cuando han matado a sus mujeres, cortando las cabezas de la mujeres esclavas, exhibiéndolas por las plazas un día antes del entierro de las suyas, como acto de venganza. Dios todavía no ha incorporado en su mapa esta isla. La crueldad acontecida allí no conoce límites. Se están produciendo actos de canibalismo, como actos de puro placer, por parte de algunos esclavos. También sabemos que Estados Unidos les está proporcionando armas. Apoya la revuelta.-

Lo único que recuerdo de aquella noche, son los murmullos de aquellos galantes caballeros invitados a cenar, para celebrar el reencuentro con mi padre. Patrick y mi padre no dijeron nada en toda la noche. Mi padre se levantó, se acercó a mí y a los niños, nos dio un beso en la frente, y dispuso con un gesto a Ignacio para que hiciera lo propio. Me cogió la mano y me dijo - Tengo que ausentarme una semana. Eulalia, después tenemos que hablar.- Intentaba recordarlo con su rostro de madurez temprana, pero me era imposible. Su actual rostro de anciano se me había clavado en el alma. 

En el mismo momento que mi padre abandonó la casa, Patrick también se levantó, se dirigió a mí y me cogió la mano, impulsándome hacia arriba. Al levantarme yo, también se levantaron mis hijos. Patrick, acompañó a mis hijos a las habitaciones. -He dispuesto otra habitación para ti, Eulalia. En ella hay más intimidad. Espero que hayas escogido bien las telas de tus próximos vestidos.- Me cogió el cabello con sus dedos. Parecían pequeños rastrillos buscando el brillo noble. -Me gusta el color cobre de tu cabello, la palma de mi mano asiente su roce. Somos de la misma especie Eulalia.- Acercó su cara para oler mi cabello, lo besó y se fue. Mis entrañas refutaban el placer de un corcel, que con avidez buscaba un "tal vez". La culpabilidad no hacía mella en mi alta moral, pues en verdad, Eulalia ya no existía. Lo único que quedaba de ella era cierta magnificencia que proporcionaba la raza blanca de la parte noble de España.

Al día siguiente me enteré que Patrick, había abandonado también la casa. La semana pasó rápida, mis hijos y yo nos dedicamos a explorar la ciudad. Mi acento inglés iba mejorando. Mary nos ayudó mucho. Enseguida me tomó cariño. Me presentó a otras señoras, de aquel lugar, de aquella manzana, como solían designar para indicar un lugar. Al principio, no podía imaginarme que una manzana pudiera valer para tal propósito. Me imaginaba, tal cual, una manzana, y en ella gente viviendo, la primera vez que oí tal término. Vivíamos a las afueras del centro de la ciudad. Parecíamos estar enclavados en un jardín, o tal vez, bosque, perfectamente cuidado. La zona se componía de tres manzanas. En la nuestra habían cinco grandes casas distinguidas, más la de Peter. 

La Dama más importante de ese lugar era Claudia Woolf. Su pelo canoso, evidenciaba la elegancia de quien sabe que posee la gracia de un marido poderoso. Su marido ocupaba un alto cargo político, y conocía bien a Patrick. Tuvieron un hijo que murió en Fuerte Necesidad al servicio de George Washington. Después de eso, cada uno siguió su propio camino. Bien era sabido que John Ferry tenía como protegida a una mulata. Y su mujer Claudia se dedicaba a proteger, pero de otra manera, a jóvenes atractivas de clase media.

Nos presentaron en la calle, yo iba caminando. Claudia llamó a Mary, y le dijo algo algo al oído. Mary se acercó a mí, me cogió del brazo, me dirigió hacia ella, y con la brusquedad que le caracterizaba me presentó. Al escuchar mi nombre Claudia, quedó asombrada. - No me lo esperaba, querida, pensaba que eras de esta zona. Sé de tu situación por mi marido. Algo le comentó Patrick. Patrick es un viejo amigo nuestro. Se puede decir, que nos hace ciertos favores con la Corona Inglesa. Cámbiate el nombre. Una mujer sola como tú, qué ha sufrido tal desgracia... si quieres integrarse en esta ciudad debes... cómo te diría querida, llevar en tu aurora otro nombre que no sugiera ya de antemano, la posibilidad de un rechazo. Me gustaría que fueras mi protegida. No va a estar bien vista tu situación. A Patrick no le conviene. Por cierto, por ahora intenta olvidar tu pasado, si no quieres vivir con ciertas dificultades. Sé que practicáis la religión católica. No te preocupes conozco gente que practica vuestra religión. Todo llegará.-

Asentí con la cabeza, no consideraba otra opción. La marea del pensamiento es ciertamente extraña. En numerosas ocasiones de la infraoctava vida mía, me imaginaba que era cualquier personaje de aquellos a los cuáles yo leía. Me ponía sus nombres, he incluso algunas veces me disfrazaba de ellos, dejando volar mi imaginación. Ahora me tocaba vivir una realidad de cierta temporalidad, que podía llegar a culminar en una vida nunca imaginada. Sinceramente no quería seguir escondiéndome por las noches, para leer aquellos libros que no habían sido aprobados por la Inquisición, por miedo a su condena. Tengo el recuerdo de mi padre arraigado en la infausta memoria, de cuando me hablaba  de su vieja España, con el amor de un despertar de hijo para poder ser amamantado por su patria. Se le iluminaba la cara, como si a través de él un ángel le hablara. Sería sólo por unos meses, pensé. Hice el balance de una situación infastuosa. Latente historia de ser  mujer atada a sucesivos acontecimientos. Acogida y sin rumbo cierto, todo para mí era un misterio.

Pasaron dos semanas, y todavía no tenía noticias de mi padre, ni de Patrick. Empecé a preocuparme. Todos los días iba a casa de Claudia. Estaba siempre sola con los niños, y la necesidad hizo que supiera aprovechar las oportunidades que me ofrecía el destino, por el bien de mis hijos. Me enseñó con desenvoltura el comportamiento que debía llevar un Dama americana en sociedad.  Claudia también dispuso lo necesario para que mis hijos pudieran ingresar en una escuela que estaba en la Calle Peter Salas. Su acceso estaba restringido a los hijos de aquellos que ocupaban altos cargos políticos en Filadelfia. Nunca imaginé, en ese mismo momento, que mis hijos pudieran llegar a estudiar, aunque fuera solo por unos meses, con los hijos de los fundadores de una Constitución. Término que tuvieron que explicarme, por el desconocimiento que prodigaba yo en política. 

Al mes de partir mi padre, Claudia me dijo que ya estaba preparada para mi primera reunión con las demás Damas de la Sociedad de Wilmington. Me hice llamar Lalyam. Mis hijos también cambiaron su nombre, excepto Inés. A Claudia le gustaba ese nombre. Rodrigo quiso llamarse Patrick, a Álvaro lo hicieron llamarse Horace. Sola y prácticamente sin dinero, me decidí aceptar tal condición, por la valentía de no tener nada que perder. Me preparé mi mejor vestido. Un vestido de seda negra, con encajes blancos en el escote, mangas, y en la terminación de la falda. El cinturón era también de encaje blanco. Dispuse que dicho encuentro se realizara en ausencia de mis hijos. Y fue así como sin darme cuenta, me estaba precipitando hacia nuevos acontecimientos que cambiarían mi vida.

Ya vestida y mirándome firmemente al espejo, entró Claudia bruscamente sin llamar a mi habitación. - Querida Lalyam, ya sabes que en este mundo todo tiene un precio. Mi marido siempre me lo repite. Hoy te vas a relacionar con las Damas más distinguidas de esta ciudad. Mírate, tu cara refleja felicidad. Necesito que me hagas un favor. Al entrar en la sala del té, encontrarás sentada a tu izquierda a una joven mujer de cabellos pelirrojos. Lalyam tendrás que hacerte amiga suya. No puedo decirte más. Simplemente que tengas mucha suerte. Si te rechazan no vas a tener otra oportunidad.- Me dio un beso en la mejilla. Me abrazó y se fue.

Tomé conciencia de que no se trataba de una simple reunión de distinguidas señoras. Sus palabras hicieron que cambiara todo en un instante. Barejé, la posibilidad de huir. Me acordé de Lucía y de Rodrigo, y con resignación, y a la misma vez, con cierta alegría, me volví a poner el colgante de la Virgen de Guadalupe, que justamente un rato antes, me había quitado. Al ponerme el colgante, me dí cuenta de que sin duda, Eulalia había vuelto a la vida.

domingo, 12 de marzo de 2017

ONCE DE MARZO, MADRID

Nuestros pasos en Atocha, cuentan las horas,
para no dejar escapar el humo de las estaciones,
que ardían en la desesperanza de una ayuda de
 hora temprana, envuelta en sombrías emociones,,
que ondean en la profundidad de ocultas reflexiones.

Damos ciento noventa y un pasos, hacia
la memoria en la que se envuelve la
dureza de un esclavo del recuerdo de
los asesinados.

Arden entre nosotros, mientras cogemos
el tren hacia el pozo de su infierno,
algunas veces olvidado, por dejar de funcionar
aquel reloj que asoma en la estación, formado
por manecillas de los raíles del ardiente rojo ensangrentado.

Y seguimos caminando, entre los vagones
incendiados, entre humos de un Madrid roto
en su llanto, escondido tras un cilindro de fotos,
locomotora del recuerdo de un pasado.

Dónde los muertos son cada piedra del arcén,
clavadas en nuestros cuerpos, cómo gotas
de mártires de un prócer.

Aún así, todos miramos a ese niño cuyo sonajero
se le ha caído de su regazo, alarma de sonidos
en su trayecto, que semejan los gritos de aquellos pasajeros.

La estación sigue llorando, intentado cambiar las horas
de ese reloj que se paró hace años, entre los gritos, los
suspiros y olor a quemado.

Aún así, todos miramos a esa mujer
que perdida, lee las noticias en aquella parada
de la llamada Santa Eugenia, mientras al paso de su
vista, huyen las víctimas hacia nuestras conciencias,
en busca de nuevas letras en una sentencia.

Pero la esperanza hace que sigamos recordando,
la imprudencia de un terrorismo, que asemeja
la cárcel de aquél, que nunca ha caminado,
en la libertad de las horas de la soledad, de
un cielo estrellado de verdad.

Verdad, de no descanso en la muerte injusta, muerte
de mentes perdidas, hacia el sosiego de aquel amigo
qué ya no volverá, del hijo, de la madre, del
compañero de clase. Lecciones de vidas aprendidas
demasiado tarde, en la estación
de la llama que nunca nos arde.

Por lo que, no nos quemamos, pero sí, ardemos, sin pretenderlo,
con el fuego de aquellos que murieron,  explotando en deseos
de una libertad sin miedos.

Mientras las barcas del Retiro, remadas por sus madrileños
semejan a sus muertos, que sacian su sed en las aguas
de aquel estanque, para aliviar las heridas de sus vidas,
cada un once de marzo, disfrutando junto a los vivos
de su recuerdo.

Dónde los trenes del atentado logran llegar por fin
a su destino cada año, gracias a la vías llenas de gentes, que
 transforman el horror del pasado, en relucientes vagones
de pasajeros, que encuentran su parada, en el fluir de una
inmortalidad de vidas continuadas.


domingo, 5 de marzo de 2017

HOY MIRO A PALESTINA

Crecí viendo las noticias sobre Palestina e Israel. Recuerdo las luces de los cañones, los muertos, las vestimentas negras de las mujeres palestinas, las kefias, los bikinis de las israelitas... en fin las imágenes de una guerra.
Era muy normal esa situación, celebrábamos cumpleaños, reuniones familiares, discutíamos de nuestros asuntos, y ahí, en un rincón, la televisión, con los israelitas y los palestinos. Ahora tengo cuarenta años y tengo la misma sensación de ver aquella televisión en su mismo rincón, con las mismas noticias, que desprenden olor a descomposición por permitir todos otra guerra.

Hoy es domingo, y me preparaba para salir y disfrutar de este día. Pero sinceramente ya no puedo, no puedo, y lo exclamo a los cuatro vientos. No puedo porque sé que han pasado treinta años, y voy a tener que vivir lo que era pasado, y esos vientos a los que yo exclamo, me traen otra vez olor a muerto, y una sensación de que no se ha avanzado en todos estos años.

No quiero ver más niños palestinos muertos, no quiero. Tampoco a un Israel que no termina de romper con esas reglas del juego. Somos nosotros, la población la que enfermamos, la que perdemos.

Y qué hacemos el resto del mundo ¿nos quedamos mirando? ¿nos quedamos quietos? Si Israel apoya una nueva guerra, es porque tienen el beneplácito de EEUU, de hecho, Barack Obama aprobó en silencio una ayuda de unos 221 millones a Palestina en su último día en la Casa Blanca, que poco después congeló Trump

El representante de los judíos en España considera que quien apoya a los palestinos son unos nazis, sinceramente considero desproporcionadas dichas declaraciones, aún más al saber que la cooperación española ha apoyado la preservación y la rehabilitación centro histórico de Hebrón ¿Somos unos nacis los españoles?  Desproporcionadas sin duda, para mi entendimiento. Facebook retiró una página de apoyaba la causa Palestina, recientemente la han vuelto a instaurar. Evidentemente nadie quiere apoyar al fanatismo, fundamentalismo y el terrorismo, pero estoy segura de lo que sí se quiere, es apoyar una la lucha que erradique la injusticia, la barbarie y la guerra.

Venezuela establece lazos con Palestina, una de las noticias es la cooperación bilateral entre ambos países que proporcionará una inversión de 220 millones USD para la instalación de tres fábricas de Medicamentos. España ha manifestado su apoyo al proceso de paz. La Corte Constitucional Palestina felicita a Colombia por el proceso de paz y pide el reconocimiento de su Estado. Alrededor de 70% de los 193 países que componen Naciones Unidas reconocen a Palestina como Estado. En Chile donde existen uno de los grupos palestinos más numerosos del mundo, Farias a denunciado que se han producido ciertos conflictos debido a la radicalización fundamentalista  que ha manifestado el grupo político de éstos.

Empezamos a leer noticias sobre Palestina y nos damos cuenta que no deja de ser un país compuesto por personas con ganas de vivir. Un país que desgraciadamente evolucionó hacia la guerra y hacia el fundamentalismo. Una noticia que me ha llamado la atención, es que Palestina fue el primer país árabe en permitir en dar una oportunidad a las mujeres de estudiar, rompiendo así viejos moldes sociales. Desde luego llena de orgullo saber que en su día Palestina tuvo un futuro, como el del cualquier país. Qué sus ciudadanos tenían los mismos sueños y esperanzas que nosotros, pero que en un trágico momento se truncaron. Como ciudadana lamento tal situación de desesperanza para un pueblo, que sin duda, está herido por la guerra, aunque también emociona saber que todavía hay noticias en la que Palestina nos enseña vida.



Los israelíes también mueren, no vayan ustedes a creer, pero para qué, me pregunto yo. Esos muertos israelitas qué significan en realidad. La realidad es que estas muertes sólo van a lograr tener una cierta transcendencia para sus familiares y seres queridos, y después se olvidaran. Llámennos a todos después nazis, opresores, fanáticos de religiones...etc, pero la verdad es que no van a servir de nada, porque si se sigue haciendo lo mismo, el resultado también será el mismo. Hoy he querido ver a Palestina, porque llevaba treinta años viendo a Israel. 

Todos tienen nobles causas para luchar, que en verdad, no beneficiaran a estos países, sino a otros, por lo que el absurdo todavía se hace más grande. Por favor señores, ya han pasado los años ochenta, han caído muros, se ha luchado contra el terrorismo y ha habido una cierta evolución. No levanten más muros, no provoquen más guerras, y dejen a los ciudadanos poder morir tranquilos en sus tierras, qué bastante ya tenemos todos, con los impuestos que pagamos. Qué los gobernantes y las religiones no muevan masas, qué sea, por una vez, la avaricia al poder, el muerto, y qué si efectivamente éstos nos mueven en sentimientos, que sea para crear cultura, y no dinero ni muertos. 

Me gustaría acabar esta sucesión de noticias de guerra con un canto a la paz. Insisto, después de ver lo que van a ver, siéntese cómo hace treinta años, cómodamente es sus casas para comer, pero esta vez,  el ruido que tenga que provenir de la televisión  sea otro, el de la melodía de gente corriente cantando para una paz, el de un pianista y un grupo de niños, que por un momento nos hacen ensordecer a los disparos que se producen todos los días en su amanacer, y por favor, canten con ellos, si es que todavía tenemos corazón para ello.




jueves, 2 de marzo de 2017

CINCO MUERTOS EN UN NOTICIERO

Cinco muertos en un noticiero,
cuatro varones de buena familia
y un negro, dispuestos en fila. Aún
calientes, se disponen los cuerpos 
de los cuatro jóvenes, para seguir 
protegiendo al que había sido su escudero.

Todavía se puede ver el peinado
ensangrentado de uno de ellos,
con su raya en medio, haciendo
la sangre de su cuello, que su moreno
se vea aún más bello.

Cartagena está de duelo. No le importa
al pueblo que los cadáveres tengan
sonrisa de satisfecho. Sus gentes lloran
la perdida, y sus familiares la ausencia
de futuros nietos.




Murieron por defender una causa, un amigo,
un testigo de las diferencias de razas. Los 
cuatro lucharon por el honor de la creencia
de un mundo mejor. Lucharon por un valor.


Primera página, nadie ríe, nadie calla,
todos lamentan tal hazaña. Caballeros
del siglo XXI en plena laza. Lanza de sueños
inculcados, de pensar que todo sirve para algo.

El negro, el más inocente, el más feliz, enseña
sus dientes a la cámara, con un gesto de una
primera vez relajado: "He conseguido que me
quieran, aunque de excusa sirva el navajazo."

Al mirarlos da ganas de unirse a ellos, porque
reflejan el entusiasmo aprendido de los buenos 
colegios de morir juntos, para lograr el ideal 
de que una vida, no sirve sino se cambia algo.

Sus bocas medio abiertas te invitan a beber
de ellas, o por lo menos a saciarlas, pues en
ellas hay más vida que en toda esta Tierra.
 Y es ahora  cuando te toca a ti elegir, entre 
saciar o beber, de esta ensangrentada hierra.