Nace una mano para llevar el oro de la verdad
de Dios, por encima de las letras.
Así fue como Santa Teresa creó la magnificencia
de la Cruz, con su lucha fémina.
Tersa es su mano que ilumina cualquier cuadro.
Sólo su presencia, te parte el alma para que puedas verla.
Sólo su forma de sujetar la verdad, crea en ti poesía perla.
Escucho el susurro de su cuadro por la noche.
Quiere salir, pues es esta su época.
¡Cuántas cosas por contar le quedan!
¡Cuántas mujeres por liberar de la presa, de la quema!
Si ella viviera, todo volvería a renacer con
su sola presencia.
Pues el amor a Dios y a la verdad de las velas,
qué iluminan la sala fúnebre de la mentiras y las vulgaridades,
hacen de ella nuestra referencia.
soledad de su penumbra, dibuja hilos finos de colores dulces,
para formar el tronco, del que se sostiene los claros del día,
con el lienzo de su sabiduría.
Palacio Almudí (Murcia)
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