!Por cuántas vulgaridades debe pasar mi alma,
para llegar a la pureza de un solo Dios! Sólo así
podré habitar en mi humilde morada, tu alma.
El día que sea pura, mi filia sangre, me tenderá la
mano, para poder sostener yo la tuya.
Mientras tanto que se clave el puñal de mis penas,
para poder llegar a la perfección del consuelo
que regará mañana mis venas.
Mientras tanto sostendré mi vergüenza, por no
querer mostrar, que te puedo perdonar.
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