miércoles, 17 de mayo de 2017

TRES CULTURAS: CONCHAS, CADENAS Y RAMAS

Una Torre es sujetada por una cadena
y una rama. Paralelamente se disputan,
no el espacio que le es dado, pues saben
que siempre se va a conjugar en el mismo ancho,
sino, la presencia del esfuerzo olvidado por
el tiempo y nuestro recuerdo.

Cómo un abrazo roto, esperan cualquier
acontecimiento, ya sea, el llanto de un
niño pequeño, o la nota musical que
transporta el viento.

A veces, miran al suelo. La rama intenta hacer
un agujero, el mineral cómo ya los lleva dentro,
intenta construir un puente bajo los pies de
nuestro centro.



La lucha es impiedosa con el desgaste de los siglos
que han visto su linaje, sin embargo, se respeta
su silencio, para intentar acallar las bocas, que
sin quererlo erosionan sus férreos estamentos.

Las sombras son sus armas. La rama dibuja
caras, y la cadena espadas, para cortarles el
alma, si se quedan ciegas por la luz negra
de nuestras miradas.

Dos conchas son sus damas, que separan,
su noche de la madrugada. Las protegen
de la lluvia, del viento y de su propio
infierno.

La rama rebosa sabia, la cadena inerte, toma
vida por su suerte, por su hierro, y por no
envidiar las raíces de la rama, que nacen de su
propio suelo. Las dos son elegantes en
sus disfraces. Una por su follaje, y la otra
por saber construir fuertes enlaces.

Una rama y una cadena se disputan, una
pregunta, ¿quién de las dos tiene más fuerza
ante los ojos de Dios para amarrar tres
culturas? La rama por salvaje, o la cadena por su viraje.



(sabia, sabiduría)

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