Piedras grabadas que soplan para
quedarse donde están.
El Gran Lago de Nicaragua |
para corregir el rumbo del cielo.
Nada parece lo que es, tan solo el ser.
La quietud hace presencia. Un árbol
que moja la esencia de una meta
que se aleja de las horas y la arena.
Un río de escarchas hojas que brotan,
en el fondo de una legua.
Los humanos en medio, sin tener ni idea,
de los trece rayos que conquistaron nuestro planeta.
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