EEUU Y RUSIA: EL DIVORCIO MÁS CARO DEL MUNDO
Tal vez porque la Semana Santa refleja en sí misma la crueldad y la divinidad humana, es época de echar un vistazo a un ombligo, generalmente oculto por los más bellos telajes de tierras cubiertas de sangre, como la cabeza de un Cristo antes de alzar su mirada, para visionar un nuevo mundo a la hora de contar su propio pasaje temporal.
Sé que hoy es un día diferente, no porque sea el Día del Padre, sino porque la Guerra de Siria se torna en una nueva bofetada realista a nuestras esperanzas. Cómo el cinéfilo que lee la cartelera de la semana, hoy he leído las noticias más relevantes de la mañana, como la del atentado en Estambul, el accidente de avión en Rusia...etc, para llegar a la conclusión de que a Irán le va a ir mejor si adopta una buena posición, en la drástica decisión que se va a tomar tras lo que las grandes potencias llaman negociaciones, que van a suponer más muertos a cambio de poder disponer del campo santo de aquellos países, que estando fuera de la hegemonía del máximo poder, propicien por sus tierras un auténtico resucitamiento del progreso.
No es Siria, no es Turquía, no es Rusia, es un Irán el detonante de un nuevo motor que puede propulsar una solución distinta a la guerra, o tal vez el puente que necesita EEUU y Rusia para entablar directamente negociaciones sobre las diversas crisis que atentan a sus respectivas posiciones en este mundo tan "virable", y así poder salir de su propio bucle, que viene durando demasiado tiempo, que hace que los demás países sigan orbitando alrededor de él, con la esperanza de pillar algún tipo de "cacho".
El progreso de Irán puede suponer el contagio de países próximos, que cansados de guerras estériles, que lo único que consiguen son las muertes de sus civiles, mientras otros aprovechan sus recursos, refuercen la posición de establecer puentes a dicho progreso, para que la obtención de estos recursos no se tengan que hacer, por lo menos, con la permuta de vidas, o con el horror de los refugiados.
Es difícil asimilar que el destino de los refugiados sirios haya sido, es y será provocado para, o, causa del posicionamiento de las grandes potencias, es decir, simplemente es un elemento más del juego de estrategias y de presiones que estas potencias están utilizando para hacerse con el dominio de aquellos recursos energéticos que propicien su absoluto poder, utilizando vilmente la sensibilidad del pueblo ignorante de esta realidad, que con gran esfuerzo intenta paliar, con los escasos recursos de que dispone, el dolor de estos refugiados. Esfuerzo no obstante inútil, hasta que todos los países implicados no obtengan las debidas rentas del bélico mercado del conflicto.
Así en el futuro, si todavía se sigue jugando al juego del Trivial, puede que tengamos que responder a la siguiente pregunta: "¿Qué país ganó con el drama de los refugiados sirios?" ...y tal vez, el iluminado que responda a la pregunta, piense para si mismo: "yo quiero ser como ese país", repitiéndose, año tras año, día tras día, las misma pasión de Cristo en su cruz, implorándole a su padre, que por favor, que la palabra Cristo sirva para algo más que para identificar los siglos de aquello que llamamos humanidad, de la cual parece que no van a formar parte los refugiados.
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