Nacieron sin su madre, nueve años después,
del que el día le pidiera permiso a la noche,
para subir a su corcel, y ver juntos un amanecer.
Nacieron sin ver a su madre, nueve años después,
del que el mundo conociera la verdad de las penas,
pues nada tiene sentido, en el hastío del nombre vacío.
Nacieron sin tocar a su madre, nueve años después,
del que el conocimiento pusiera a sus pies, cien años
de altitud plena, en poesía y letras, en el viento de las meras.
Nacieron sin saber que su madre las estaba esperando,
en el fuego de "lo que todo lo cura", pues hambre y vino,
en el arte de merar agua con el buen sentido, siempre han sobrevivido.
Os quiero
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