-Corta la rama para que se caiga. Necesitamos tres kilos de leña. Hoy hace frío, y necesitamos calentarnos. ¡Encended la caldera! El aire quema. Dame ese cigarrillo. Necesito ver como sale el humo de mi boca.
-¡Venga salgamos!
-Antes hay que encender la caldera.
-¡No! Mira tu reloj, van a dar las nueve. Está a punto de llegar.
-Pero, !por Dios! ¿por qué hace hoy tanto frío?
-¡Ja, ja, ja! Cómo se vuelva a despertar te va a dar.
-Cómo se vuelva a despertar, va a ser él, el que va a ir a cortar esa maldita leña.
-Pero ¿cómo alguien así, se puede volver loco? Sabes dicen que estaba loco. Además creo que contrajo la sífilis. Yo no lo toco por si acaso.
-El señor Breuer nos va a dar veinte marcos de oro a cada uno, si encontramos la nota.
-Pero ¿no eran amigos?
-No hagas preguntas. En estos casos es mejor ser sigilosos. En estos casos es mejor saber poco.
-Ya lo traen. Traer las linternas.
-Toma tus veinte marcos.
-Por desenterrar un cadáver, poco me parece. La policía ha estado a punto de pillarme.
-No hay más. Ya sabías cuál era la parte del trato. El Señor Breuer lo dejó bien claro.
-De acuerdo, pues ahí tienes tu cadáver. Dame el dinero. Buenas noches caballeros.
-Buenas Noches.
-Ponerlo encima de la mesa, registrarle los bolsillos,
-No hay nada.
-Desnudarlo.
-Pero.
-Nada de peros, desnúdalo.
-Quítale los pantalones.
-Está bien.
-Cómo huele a medicinas. Yo le quito la chaqueta. El hedor es soportable todavía.
-Acerca las velas ¿Está ya?
-Sí.
-¿Dónde puede estar esa dichosa nota?
-Yo una vez me guardé unas medias en la barba, para que mi mujer no las encontrase. Aún así las encontró ¡Pero no se dio cuenta de que no eran suyas! ¡Ja, ja ja!
-Puede ser una opción. Compruébalo.
-Encuentras algo.
-Sí.
-¿Qué es?
-Una especie de pañuelo. ¡No puede ser! Por lo que se ve, el mismo muerto ordenó guardarlo ahí.
-Hay algo escrito en él.
-¿Qué pone?
-Acerca la vela un poco más. La, la natuuura lezaaa...
"La naturaleza de mi Dios antes de morir.
Quise comprender la humanidad dentro de su propia perplejidad. Pero el quejido fue más fuerte, que lo que estaba permitido por el inconsciente, querido amigo. Cómo soportar un año más de locura, cuando, en verdad, lo único que quiero es descansar en paz. La paz querido amigo, es mi Dios ahora mismo. No quiero fingir más. Toda la vida esperando un sueño electo, y al fin lo encuentro, en este silencio. Mañana estaré muerto. Me duelen los huesos, sin embargo, mi lucidez llega al extremo. Cómo me gustaría seguir la línea del que no tiene que abandonar, pero no puedo. La luz llega a mi encuentro. Me gustaría que mi mortaja fueran las palabras. Cubierto de palabras me daría al encuentro con el inframundo si es preciso, donde espero encontrar el camino hacia ese mundo, del que tanto hemos hablado tú y yo, ese al que no supe escuchar a tiempo. Ese al que no supe entender, por no entender el lenguaje de sus quejas, y los sinsabores de sus metas. Quedé lento en su respuesta. Tal vez, si hubiese escrito algún libro más. Pero no ha podido ser. Y si por casualidad, me encontrara con un mundo sin historia, no me haría falta libro por escribir, pues el pensamiento sería tan intangible como la vida en él. Breuer estábamos equivocados en todo. El inconsciente no es lo que nosotros habíamos creído todo este tiempo. Todo es consciente, sólo es relativo por el tiempo. Tienes que entenderlo. Lo que sé, lo sé por viejo, no hay más explicación. Conocí al consciente de la mano de mi mente. La pureza extrema del conocimiento, se consigue a partir de la efímera leyenda. No hay tal pureza. Sólo somos esqueletos con algo de tela. Somos aire de un abanico, fuego de una chimenea. Esa es la pureza, querido amigo, la leyenda. La mente tiene ganada la lucha por la victoria del saber. Y paradógicamente me estremezco a saber, que cuando yo muera mi mente nunca más me va a reconocer, por lo que verdaderamente estaré doblemente muerto."
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