Cuna de avispas y abejas en una misma colmena.
Salta si quieres protegerlas. Si no, convierte su veneno
en tu lengua. Y muere en el sabio desprendimiento de tu
piel contaminada, para no manchar la purificada sangre
que cura tu alma.
Sangre que brota de mis pensamientos hasta tus venas,
cómo salto de ángel a la mar seca, para sanar tus heridas
con las pungidas vendas de la verdad.
Pero, nunca cortes el vuelo de cada ser que quiere conocerlo,
porque tal vez, eso sea, lo que yo te prometa, cuando te vea
meciendo la cuna de tus sueños, cómo barcos que se amarran
a un puerto.
(Si la Tierra se dividiera en dos, yo la juntaría con mis manos,
para que no se rompiera. Y juntas las dos mitades mimaría
hasta el fin de mis días)
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