viernes, 17 de febrero de 2017

LE DIJO LA MOSCA AL GRILLO



Una vez, la mosca le dijo al grillo:

¡Adivina, adivinanza qué tiene el Rey en la panza!
No es un cielo, ni el envuelto, es un campo azul,
dentro de un sueño.

No te rías, por qué tú vas enseguida. Mírate, y
ahora fíjate en tu alrededor. No bailan las olas,
porque el enjambre oculta las rocas. Tal vez sea
año de moscas, o tal vez sea, época de hacer bailar
a las ostras, cerradas porque de ellas nacen las joyas.

Creo que todavía confundes, realidad con la ficción,
de no poder jugar con el telón. Tienes el poder, y todavía no
sabes cómo hacer ese oro, que se pierde si no ganas la vez.

Debes repetir tres veces lo prohibido, después continuar
por el camino de lo establecido, hasta llegar a la columna
de la izquierda, que te llevará a la caminata de la merienda,
que ha preparado tu vecina, para que continúes con tu visita.

Parece un absurdo pero no lo es, pues en la merienda encontrarás
tu vez. Tu poder se volverá mantón de hilo fino, tus palabras
de mudas pasaran a la liquidez, una paz vendrá, aunque el mal
no se ocultará.

Y si quieres nos vamos a Japón, a disfrutar de lo que será una
nueva visión. Enseguida irás, y tus manos frías volverán,
pero la luna te calmará para que alces tu voz en Bogotá.

De tu cuello nacerá laurel, para que de sus ramas puedan
los hombres recrearse. Soportarás su peso, con la dignidad
de la tela asfáltica.  De tu requerido beso nacerá una ley resistente y oscura,
para que los hombres puedan mojarse, sin ahogarse.

Pero rectificarás, y de tu cuello de nuevo nacerán nuevas hojas
de enclave, dónde los hombres esta vez jugarán con ese campo
azul, y esas perlas que le hagan traer las olas, esas que nacen más allá
de las rocas.

...y se fue la mosca dejando solo al grillo y a su molesto chirrido

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