sábado, 15 de octubre de 2016

Fría mañana, temprana sábana

Corta sangre, fría mañana,
pasos cortos, temprana sábana.
Coges mi mano, yo tu mirada.
No me hablas, sin embargo no callas.

Él mira tras el cristal, para ver
la piedra que no le deja andar. Yo lo
observo, y pienso ¡no se vaya a espantar de esta realidad!
pues sus besos, puede que no los vaya él, a encontrar jamás.



Traje azul, para un cielo que no encuentra el amanecer,
para no perecer en el intento de ser. Cimientos largos,
que tejen la soñolienta madrugada, del que sabe lo que
es el hambre, cuando la manada oculta su mirada.

Toda la noche te doy, mi regalo es la frescura de
un verano pasado. Qué el mundo no te mate, qué
el mundo te ame, qué el mundo te proteja, cómo
flor de primavera abierta.

El futuro queda, por ser verde la yerba. Los animales
juegan. Los pájaros revolotean. Los hombres toman
conciencia de otras gestas, que se libran en los ojos,
de un niño que no muere, por nacer de la tierra.






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