Camino incesante de pérdidas
que conforman un frente de ataque.
Camino incesante hacia la insurrección de una mente
que implora un acto de sumisión.
Relojes que se paran para no contemplar el alba
de una vida que no conozca la cama de la calma.
Contribuir al bien de un hacer, mediante
la esquiva situación de un amanecer temprano,
donde las pieles se puedan secar al calor de
un sol, que anochece las miradas aplastantes,
de un pretérito imperfecto.
Sal como pilar de sensación, de la oscura
membrana del olor de una canción, que
nos recuerda un amor.
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