Preparas la pluma cómo si de un puñal se tratase.
Ritual cruel de papeles, tinta, luz y ausencia de gente,
donde la sangre del becerro se derrama en letras
preparadas, desalojadas de arrebatos oscuros,
y de pesquisas pequeñas, pero duchas en esencia.
No brotan ideas, sólo la esfera puntiaguda de la
herramienta de escritura. Aunque notas el fluir del
agua segura, tenue en risas, por el contoneo del "dejarse llevar"
ante la propia corriente, de mi río, pequeño pero tranquilo.
Notas el fluir de los cañizales de perdones, que asoman por
el sombrero de la tranquilidad de la paz, ante la tormenta
ambigua de la testarudez de la hipocresía, de saber
lo que es cierto: qué yo me arrodillo ante el incienso
de la verdad y de la espera, por no saber callar
mi amargura y mi adviento, arrastrados
por cuatro corceles negros, más allá de donde
nace el viento ante el sol opuesto.
¡Bendigo la oportunidad de crecer mi cordón de nacimiento,
para que fluyan pensamientos etéreos y ciertos!
¡Exclamo la oportunidad de vida que se me presenta para
cambiar mi amargura por dichas en la escritura!
y en el saber de la melodía de los nenúfares narrados
por personajes de bien,que quieren presentarnos
un nuevo amanecer, donde mi mano coja la tuya,
para que atada quede la deferencia del naufrago
ante el barco de la locura.
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